http://www.myspace.com/comfricaYolanda Ferrera no es una cineasta al uso. Durante su formación como antropóloga descubrió pronto la increíble utilidad de los medios audiovisuales en la difusión de análisis y problemáticas que suelen permanecen ocultas para la mayoría de los ciudadanos. Pasando por el activismo londinense vinculado a la post-pornografía, por el estudio de la prostitución más allá de las tesis abolicionistas y metiéndose de lleno en el día a día de las problemáticas sociales olvidadas, ha intentado construir un discurso cinematográfico sencillo y que habla al espectador sin tapujos.
Hace ya un tiempo que regresó a Tenerife y ahora se prepara para comenzar el rodaje de su primer cortometraje en las islas, Quitaesmalte. "He currado, currado y currado en publicidad, largometrajes, cosas que no me interesan conceptualmente. Pero todo eso me ha servido para aprender un poco la parte técnica y de paso pagar las deudas económicas derivadas de ser estudiante toda la vida". Ahora, se enfrenta a un relato que aborda, explotando al máximo la parte visual, la problemática de las personas dependientes en casos de pobreza.
Visitamos a Yolanda en el IES Canarias Cabrera Pinto, en La Laguna. Allí ha establecido el cuartel general de su equipo, integrado por unas cuarenta personas de las que casi las tres cuartas partes son mujeres. Lo primero que nos contó, visiblemente preocupada, es que había perdido a una de sus actrices principales, la responsable del papel de una mujer de edad avanzada y en situación de dependencia. Una escena en la que tenía que desnudarse hizo que sus familiares la convencieran para dejar el proyecto. "Le dijeron que iba a ser el hazmerreir de La Victoria".
Ese desnudo, nos explica la realizadora, le ha traído más de un quebradero de cabeza. "Es algo sencillo y que ocurre todos los días: el cuidado de un cuerpo viejo. Sin embargo, hay una enorme resistencia a llevar esas situaciones al mundo público, incluso por las mismas personas que están involucradas". Al día siguiente, Yolanda Ferrera iba a entrevistarse con dos mujeres, una de ellas actriz profesional. La acompañamos a ambas reuniones, en un centro de la tercera edad de Añaza y en el Hospital Universitario de Canarias.
"Encontrar un personaje que transmita una historia de pobreza, de vejez, es muy complicado. Haces un casting para un documental sobre quinceañeras y vienen cincuenta... Pero en este caso es mucho más difícil". Sin embargo, tras una hora hablando con la primera candidata, ésta le expresó su disposición a participar en el cortometraje. "Esperemos que luego los hijos no influyan para que no lo haga". Ahora, le queda una semana intensiva de ensayos para recuperar el tiempo perdido.
Este proyecto ha sido construido por todo el equipo, formado tanto por profesionales del cine como por gente con inquietudes intelectuales cercanas a las de la directora. La reciente muerte de su abuela, "un proceso personal de separación, de perder a alguien que amas", llevó a Yolanda a sentar las bases de su guión, reflejando en cierta manera algunas imágenes de su propia historia. "Yo lavaba a mi abuela, la cuidé durante años". Por ello, cobra una importancia fundamental el hecho de que las actrices puedan identificarse con el personaje al que van a dar vida, dejando a un lado la utilería y recurriendo a sus propios armarios a la hora de entrar en escena.
Decíamos que uno de los objetivos de Quitaesmalte es descubrir realidades sociales silenciadas. Sin embargo, los encargados de la cinta son conscientes de que su formato, el cortometraje, difícilmente puede salir del circuito de festivales o las proyecciones puntuales. ¿Qué se puede hacer para solucionar esto? Yolanda Ferrera tiene previsto explotar al máximo su difusión a través de internet, acercándolo así al gran público. En cualquier caso, éste ha sido uno de los trabajos elegidos para recibir la subvención anual de Canarias Cultura en Red para la coproducción financiera de cortos. Si todo marcha según lo previsto, se estrenará en la sala del Tenerife Espacio de las Artes (TEA).
